El momento del recuentro con uno mismo casi, casi, casi siempre viene acompañado de renuncias provocadas y/o auto impuestas como dejar de ir fiestas porque estoy entrenando para correr un maratón, bueno la verdad tampoco es que iba mucho, pero a las tres que me invitaron tampoco fui 😀 Pero el tema acá es que junto con las renuncias a las distracciones normalmente encontramos un punto de encuentro con nosotros mismos, es un silencio interno, silencio al exterior; sin embargo en la cabeza es como si alguien tocara la batería y mal. Todo ese ruido nos deja sumidos en la ansiedad del futuro, la angustia del pasado y bla bla bla, ajá, tema del que ya he hablado y que retomaré nuevamente. Si bien ya he dicho antes que hay ángeles disfrazados de personas en mi vida hoy les quiero compartir a Aralí Gómez, mi maestra de yoga. Hace cinco años lidiaba con el sobre peso, desorden hormonal y bueno varios “milagritos” más y esta chica llegó a mi vida con esa sonrisa hermosa para enseñarme que sí hay salud posible a pesar de los diagnósticos médicos, a los cuales no resto mérito, o sea sí tomen sus medicamentos empero también sugiero una alternativa en el plano emocional porque si bien lidiamos con temas físicos, como era mi caso, dice el doctor Mario Alonso Puig, la atención, la caridad del médico pueden ser factores elementales para que el enfermo sane. Vivimos en dos planos: el físico y el emocional; es decir que todo aquello que experimentamos un día, una hora determinada no queda ahí; sino que transciende al recuerdo, a la emoción. Alguien nos besa la boca, pero lo sentimos dentro, despierta una emoción, misma que genera una reacción química en nosotros y así puede elevar el cortisol o hacernos sentir bien con la liberación de la oxitocina. Hace cinco años que no podía realizar ningún tipo de actividad física de alto impacto, Hugo me sugirió hacer yoga, como es lógico ignoré el consejo, pero cuando algo es para uno, es. Aralí empezaba sus prácticas de como instructora de yoga y ahí estaba yo como su conejillo de indias y que me sorprendo. Las primeras sesiones me di cuenta de que el esfuerzo era tremendo, sí en el plan físico, pero les juro que entre más me involucraba al estirar o activar un músculo lo que sentía era que se me expandía el cerebro, mientras más flexible era con mi cuerpo, sentí que mi mente acompañaba esa ligereza, es voluntad de romper fibras dentro mío en el plano emocional, entendí a presencia por primera vez. Sin duda la presteza, la paciencia, el cuidado, la bondad que Aralí tuvo conmigo fueron fundamentales para que pudiera lograr con mi cuerpo la elasticidad de la que hoy gozo y ¿por qué les cuento todo esto? Pues porque sucede que ahora que estoy en Ciudad de México, Aralí estará aquí dando un taller de Danzaterapia, esta clase es especial y ya sé que suena todo esto a super comercial y puede que sí, sin embargo, en esta ocasión me atrevo a compartir esta “información que cura” y en serio con todos ustedes lectores incorrectos porque si tienen una chanza el próximo domingo 22 de septiembre regálense este momento, acá abajo les dejo la información y el contacto de esta bonita sesión y no sólo eso; sino que como la Aralís viene con todo, las personas que mencionen que se enteraron de ella a través de esta publicación recibirán un regalito por parte de Aralí, así que pues ya saben, en la imagen a continuación podrán encontrar sus datos, detalles y todo lo que necesitan para aventarse un bailecito con ustedes, además de conocer el espacio y pues obvio estaré ahí sacando mis mejores pasos entre chacra y chacra.
Y para los que no alcancen a danzar acá les dejo más opciones 😊